El cóctel andaluz de factores que predisponen a padecer problemas cardiacos contiene más diabetes, hipertensión y sobrepeso y menos tabaquismo masculino y colesterol que el resto de los españoles.
ALFONSO PEDROSA / SEVILLA | ACTUALIZADO 11.04.2011 – 13:48
«Nuestros resultados indican una mayor prevalencia de obesidad y diabetes en la primera década del siglo XXI que la reportada algunas décadas atrás». Ésa es una de las reflexiones del grupo de investigadores que se ha entretenido en repasar los datos de once estudios sobre riesgo cardiovascular realizados en España en los últimos diez años, cuyos resultados acaban de publicarse en Revista Española de Cardiología y de los que una selección puede consultarse en la tabla que ilustra esta información. La comparación entre territorios no ofrece desniveles espectaculares, pero los autores sí resaltan que Andalucía es, junto a Canarias y Extremadura, una de las comunidades donde aparecen más factores de riesgo cardiovascular «significativamente más prevalentes» que en el promedio. Tres de las cinco autonomías con peores indicadores en términos de PIB: los condicionantes de salud no sólo tienen que ver con la suerte o la genética.
Este trabajo, coordinado por Jaume Marrugat, del Grupo de Epidemiología y Genética Cardiovascular del Instituto Municipal de Investigación Médica de Barcelona, analiza información de casi 29.000 personas (más o menos la mitad hombres, la mitad mujeres) de entre 35 y 74 años relativa a factores de riesgo cardiovascular.
La aportación andaluza al estudio Darios (así se llama el proyecto, financiado de manera «incondicional» por la compañía farmacéutica AstraZeneca, según mención explícita en el artículo) es la información procedente del estudio Dreca-2, impulsado por la Consejería de Salud, en el que participaron en su día 1.599 personas. José Lapetra, del centro de salud San Pablo (del SAS), en Sevilla, es el investigador andaluz que participa en el análisis.
La cuestión es que parece que los españoles (y un poco más, los andaluces) han empezado el nuevo siglo hechos unos zorros en términos de protección cardiovascular y afrontan la tormenta de la carestía en sus hogares debida a la crisis económica con un bagaje de salud manifiestamente mejorable. Circunstancia a la que, si no se presta atención, puede enganchar la vida de los individuos a un círculo vicioso en el que el desempleo aparece, precisamente, como uno de los mayores condicionantes del empeoramiento del estado de salud. Afortunadamente, el por ahora vigente en España modelo de asistencia sanitaria universal, gratuita y financiada vía impuestos se encarga de arreglar los desperfectos sin hacer preguntas. Asunto no baladí si se piensa que hay países, como EEUU, donde el primer motivo de pérdida de la vivienda es la enfermedad de alguien en la familia, porque las facturas del hospital hay que pagarlas. Y se tira de donde sea.
La diabetes diagnosticada en Andalucía tiene una prevalencia del 14% en varones y del 11% en mujeres; un punto superior al promedio de los once estudios analizados en el proyecto Darios. Situación parecida presenta la hipertensión arterial (30% en hombres respecto a una media del 29% y un 29% en mujeres, indicador que se queda en el promedio general). Además, estamos gordos. Y gordas. Los andaluces con un perímetro de cintura superior a los 102 centímetros superan el 40%. Las andaluzas con más de 88 centímetros de cintura son el 68% de las mujeres de la comunidad autónoma. La media general española de esta población con soprepeso de riesgo es del 34% en hombres y del 53% en mujeres.
Pero, en fin, no todo es malo, aunque la balanza se incline hacia los indicadores negativos más prevalentes: se notan los esfuerzos en el abandono del tabaquismo (32% de andaluces fumadores frente al 33% del promedio, a pesar del 26% de fumadoras frente a la media femenina del 21%) y en colesterol total no está mal la cosa; por debajo del promedio de 216 miligramos por decilitro.