Los neumólogos se enfrentan a un nuevo reto: el vapeo. Por este motivo, hace unos días el Colegio de Médicos acogió el curso «Intervención en tabaquismo: productos de exposición potencialmente reducida», que pretendía analizar los efectos del ahora archiconocido cigarrillo electrónico. Ayer, Día Mundial contra el Cáncer, también se habló del desconocimiento de los daños que provocará a largo plazo.
La cifra de tiendas que venden cigarrillos electrónicos se ha multiplicado. ¿Está mal regulado?
Sí, no es normal. Lo que ocurre es que ahora mismo al ser un negocio que no está regulado no entra dentro de la regulación como un producto alimenticio o farmacéutico. Está en una situación alegal y se aprovecha de ese vacío legal. Es una industria relativamente barata de montar ahora en crisis y potencialmente tiene muchos clientes.
¿Cree que las autoridades deberían regularlo? La Junta lo ha prohibido en lugares públicos.
Sí, de hecho, aparte de ser neumólogo soy coordinador de Neumosur (Asociación de Neumólogos del Sur), donde hemos pedido que se regule y hemos hecho hincapié en una serie de términos, como que los que tienen nicotina deben advertir que es una sustancia adictiva, que avise de su composición y que los niveles sean siempre los mismos en cada recarga, porque hay muchas variaciones. El etiquetado tiene que ser correcto y debe adaptarse a que el cliente entienda lo que está comprando. Los efectos a corto plazo son los mismos y aunque no hay seguridad o evidencia científica de que sea perjudicial se está estudiando. También pedimos que pase por controles de calidad.
¿Cuáles pueden ser las consecuencias de este nuevo hábito?
Ahora mismo se desconocen las consecuencias para la salud. Los experimentos que hay son inhalaciones a corto plazo en personas muy seleccionadas, no se saben los efectos con inhalación a largo plazo. Lo que sí se sabe es que provoca cambios en la vía aérea como el cigarrillo convencional. Provoca un aumento de la resistencia, más dificultad al paso del aire y signos de irritación: cambios parecidos a los del cigarrillo. Lo demás no está demostrado, se supone que el proceso de formación de sustancias cancerígenas por combustión no se produce por vapor. Es probable que las sustancias sean menos tóxicas, pero no sabemos qué puede causar.
¿Qué daño pueden causar a los pulmones o a la boca los vapores?
Lo más evidente son los efectos a corto plazo del cigarrillo normal, pero en enfermos respiratorios como los asmáticos los daños pueden ser exacerbados.
¿Es perjudicial este vapor para el fumador pasivo?
Eso en el momento actual no se sabe, lo que sí se ha constatado es que el vapeo pasivo existe, hay pruebas muy simples que sí indican que se forman partículas y quedan en el aire cuando se ha vapeado. Puede ser del propio vapor y otras veces proceder de la interacción de la persona con el cuerpo. Hay estudios en los que se ha visto que hay sustancias tóxicas o cancerígenas que pueden ser menores, pero la absorción de nicotina sí parece existir.
¿En qué medida han percibido una disminución del tabaquismo gracias a estos nuevos métodos?
Ahora mismo lo que hay es una tendencia como sustituto light, pero no existe constancia de que haya personas que lo hayan dejado porque estén vapeando. El principal problema es que se ve como más inocuo y hay gente que no ha fumado nunca y que con la sensación de que es más ligth se lanzan a eso y luego pueden seguir el consumo de eso u otras sustancias. Los anuncios lo venden como algo sofisticado, como si fuera un iPhone.
¿Puede darse el caso de que exfumadores hayan adquirido este hábito?
Sí, es todo un fenómeno que gente que ya lo había dejado haya vuelto.
Muchos dejan el tabaco por esto. ¿Eso no es positivo?
No, porque muchos se estancan y tampoco pueden dejar esto. En la unidad ya hemos visto a 45 pacientes que vapeaban con nicotina y no podían. Es una trampa.
Fuente: La Opinión de Málaga