Tras un infarto o un ictus los pacientes deben seguir, en su mayoría, un tratamiento en el que están implicados cuatro tipos de medicamentos que ayudan a prevenir nuevos eventos: las estatinas (que ayudan a controlar los niveles de colesterol y triglicéridos), los betabloqueantes (reducen la presión arterial y la frecuencia cardíaca), los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (regulan la presión arterial) y los antiagregantes plaquetarios (impiden la formación de coágulos sanguíneos en las arterias).
Según datos del Comité Español Interdisciplinario para la Prevención Cardiovascular (CEIPC), tan solo el 50% de los pacientes que han sobrevivido a un infarto o a un ictus cumplen correctamente con su tratamiento un año después de haberlo iniciado.
Según el doctor José María Lobos, coordinador del Grupo de Trabajo de Enfermedades Cardiovasculares de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (SemFYC) y miembro del comité ejecutivo del CEIPC, “después de un año la adherencia al tratamiento en estos pacientes cae un 40% sobre los niveles óptimos, que tienen en cuenta un consumo de al menos del 80% de la medicación prescrita”.
Los expertos lamentan estas cifras principalmente porque dicho tratamiento es el necesario para reducir la mortalidad y prevenir nuevos eventos. Además son conscientes de que existen múltiples factores que pueden estar influyendo en el seguimiento correcto del tratamiento prescrito.
Entre los factores destacan:
– La falta de percepción de riesgo por parte del paciente, especialmente en los casos en que apenas notan síntomas
– Los efectos secundarios de algunos de los fármacos que toman
– La falta de empatía entre el médico y el paciente
– El copago farmacéutico que obliga a los pensionistas a abonar parte del coste de sus medicinas, siendo este un obstáculo que puede obligar al paciente pensionista con pocos recursos a abandonar su tratamiento
– Los problemas organizativos para el seguimiento de los pacientes
En cualquier caso, todos son factores en los que se debe intervenir para evitar nuevos eventos que pueden poner en peligro la supervivencia del paciente.
Fuente: FEASAN